Una escapada a Nantes y sus alrededores, en un fin de semana, es uno de los mejores planes para mí. Ya os he contado en este blog algunas escapadas de fin de semana, como la de Birmingham o proximamente la de Colonia, Dusseldorf y Bonn. Como ya mencionée en el post de Rennes, yo conocía esta zona de Francia desde mi adolescencia, pero la ciudad de Nantes no; y me encantó. En este post te cuento las claves para ver Nantes en uno o dos días.
Llegué a Nantes una tarde de viernes y me fui una tarde de domingo. El sábado lo pasé en Rennes en gran parte. Quería haber ido a pasar el día al Mont Saint Michel, pero las previsiones meteorológicas y la marea, eran malas. Por eso pasé la mañana y parte de la tarde en Rennes. A la vuelta, disfruté de Nantes también.
La ciudad de Nantes es pequeña. Se puede recorrer a pie o en bicicleta. Hay un servicio de alquiler de bicicletas, del ayuntamiento y se pueden alquilar sin problemas. Yo lo recomiendo.
Nantes es una ciudad volcada en su personaje más iluste: Julio Verne. Se puede visitar la casa museo del escritor pero sobre todo, el espacio de la ciudad dedicado a su mundo de fantasía: Les Machines de L´île de Nantes, una especie de parque de atracciones temático en la ciudad.
Sin duda a mí me parece una ciudad muy proclive a todo este mundo de fantasía: primero porque su río, el Loira, está muy cerca del mar, y segundo porque tiene un castillo medieval (de los Duques de Bretaña) en la ciudad. Parece de cuento. Merece la pena madrugar y visitarlo, pues abre de 8:30 a 19h todos los días.
La Tour Bretagne permite tener unas vistas privilegiadas de la ciudad, y el Passage Pommeraye te devuelve a mediados del siglo XIX. La Catedral de Nantes, también es un básico que ha de ser visitado en este recorrido.
Pero sobre todo: no te puedes ir de Nantes sin ir a La Tour Lu, le Lieu Unique, la antigua empresa de galletas Lefèvre-Util (LU), ¿Te suena? Es un icono de la ciudad. La que un día fuese la fábrica de las conocidas galletas, es hoy un centro artístico y cultural, al más puro estilo del Matadero de Madrid. Ir a última hora de la tarde del sábado a beber unas sidras, sorprendidos por el lugar, fue un gran momento de la escapada a Nantes.
En cuanto a lugares donde disfrutar de galletes (no olvides que estamos en tierras altas y ya no triunfan tanto los crêpes como las gallettes), recomiendo la Cantine du Cure.
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