La cafetería Litte Kook, en Atenas, es un universo de fantasía que se descubre casi sin querer. Por arte de magia, callejeando por el barrio de Psirri de la capital griega, llegué hasta este café.
Recuerdo descubrir un tendido eléctrico en la calle, con lámparas colgando, y mirar los escaparates para dar con una curiosa cafetería que bien parecía una especie de decorado o una juguetería antigua. Justo enfrente, un carro de caballos que parecía salido del Londres más victoriano, guardaba la puerta del otro local custodiado en el tejado por un dragón. Sí, a falta de uno, ¡hay dos!