Yo ya no quiero restaurantes modernos con mesas de mármol y taburete metálico. A mí que me den comida de pueblo en un ambiente tan rural que no sepa si mi escapada es tan lejana que me he ido a pasar el día cerca de casa o he cogido un avión para irme bien lejos. Porque así es la experiencia en el restaurante Casa Elena en Cabañas de la Sagra: uno va a menos de una hora de Madrid pero vuelve a cambio a años atrás; a la niñez donde los días se hacían muy largos porque se vivía despacio, sin preocupaciones. Y se agradece. No solo eso sino también el retroceso a los sabores de la infancia, los de siempre, los de la abuela. Pero renovados.

En Casa Elena los productos no son del supermercado ni vienen de otros países. Allí todo es ecológico, sostenible, de temporada y de kilómetro 0, como los coches; es decir: que apenas han viajado. El pan puede ser del panadero local y las verduras de su huerta o la de algún paisano. Todo queda en el pueblo: Cabañas de la Sagra. Y si lo extendemos a la provincia, el restaurante Casa Elena ofrece carta de vinos y cervezas artesanas toledanas. Es una buena forma de valorar la gastronomía local a la par que impulsar el turismo de la zona.

En este post hablo de...

Menú de temporada en Restaurante Casa Elena

Dieta mediterránea, buena, sana, hecha con tiempo y amor, que no pide menos que una degustación con los mismos patrones: tiempo y amor. Allí el tiempo se detiene y mientras esperas tu primero, pruebas panes artesanos con aceite ecológicos de la zona y unas deliciosas croquetas de cocido. Su cocido tiene fama. No tuve oportunidad de comerlo, tendré que volver.

croqueta de cocido de Casa Elena

Los primeros y segundos platos

Sí degusté pasta fresca con salsa de setas y foie, de primero; y salmón con salsa de cítricos de segundo. ¿Qué decir? No solo el sabor creaba contrastes a la par que aportaba nuevos registros a lo tradicional, sino que el servicio hizo también que ello fuese una experiencia gastronómica satisfactoria en un antiguo establo de amplios techos de madera y gruesas paredes encaladas. También tuve ocasión de probar la crema de calabaza con espuma de queso. Estupenda, ya que el día acompañaba, y carrillera al vino tinto con patatas baby asadas. Espectacular. Aunque por cuestión de honor familiar no puedo renunciar a las de mi abuela en mi listado “top carrilleras”. Lo siento.

El postre en Casa Elena

Siempre hay un segundo estómago para el postre: helado de lima sobre flan y mousse con frutos rojos. Sencillos pero no por ello simples. No es lo mismo. Estaba delicioso. Y para acompañar el café, unas pequeñas pastas. Detallazo.

Nada más puedo decir del lugar, acogedor y cálido, excepto mencionar el galardón recibido a finales de 2017 de los XI Premios Nacionales de Hostelería. Considero que es merecido. Este menú de temporada fueron 20€, que es lo mejor de todo. Yo quiero volver, ¿quién se apunta?